Al retomar el camino de la formación me veo en la necesidad de analizar cuáles son las herramientas con las que cuento para emprender este desafío, y al valorar cada una de mis vivencias puedo observar que más allá de haber estado alejado de los estudios durante varios años mi formación también fueron las experiencias que me forjando como un educador.
Durante este tiempo pude trabajar en la educación de jóvenes y adultos (Nivel primario y secundario). En Institucionales rurales y urbanas de nivel medio común, programas compensatorios socioeducativos, y proyectos de orientación profesional en la gestión de emprendimientos productivos y sociales. Todo esto me ayudó a construir una visión del contexto, reconociendo que la Educación es en todos los casos la llave que te abre las puertas a un fin de posibilidades. Esta es sin duda los primeros trazos del proyecto de vida que toda persona desea diseñar.
Entonces, aprendiendo de mi experiencia, doy mis primeros pasos partiendo con la reflexión del texto:”Carta a un Joven Profesor” Por qué enseñar hoy de Philippe Meirieu.
En este caso, la lectura hizo que me identificara con el autor por momentos y que estuviera en total desacuerdo con él en otros, por eso comparto algunas de mis reflexiones con el temor de que en algunos casos mi interpretación pueda ser un poco literal.
Transmitir las propias convicciones
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Sus palabras me animaron a la búsqueda de saber de qué se trataba y porque él me veía desarrollándome en esta profesión, descubriendo en este campo mi vocación sabiendo con los años que lo social siempre atraviesa lo educativo entonces esta cumpliendo ambas cosas.
En el ámbito educativo, los docentes son mucho más que los poseedores de conocimientos sino que en mucho casos son los modelos a seguir (aunque muchos no tenga muy en claro este aspecto de la profesión) porque los adolescentes sienten la necesidad de identificarse con alguien, más aún cuando los vínculos familiares son inexistentes, por eso el profesor tiene la posibilidad de contagiar sus convicciones, haciendo que la materia sea de gusto e interés de todos los alumnos “El Inglés o la Biología… ahora me interesan”…
En consecuencia, la enseñanza despierta a los alumnos no tan solo al mundo del conocimiento sino que al de la propia vida, pues la experiencia de aprender es más rica se realiza de la mano de alguien…“Y probablemente, una de las debilidades principales de nuestra condición humana es la de necesitar, para llevar a cabo esta experiencia, la mediación de un hombre o una mujer cuyo espíritu se ha adueñado, antes que nosotros, de un objeto de saber, y cuyas palabras nos lo hacen asequible".
Y con el tiempo muchos de nosotros luego de lo aprendido, irá marcando un nuevo rumba a partir de todo lo aprendido, porque “Enseñamos para mostrarnos dignos de aquel que antaño nos enseño”.
Proyecto de Trabajo vs. Organización
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Frente a esto se puede observar que no todos logran comprender este modo de trabajo, considerándolo en muchos casos como un obstáculo para el trabajo docente, porque se deben cumplir una serie de pasos, respetar cierta redacción o cumplimentar una serie de elementos que en muchos casos le son ajenos a los profesores. Un ejemplo de estos es los extensos plazos que se otorgan para realizar las planificaciones anuales, porque cuesta mucho que se vea más allá del acto de enseñanza.
En consecuencia y respetando las palabras de Meirieu “Teneis que adueñaros del proyectos de escuela o centro de enseñanza para poner en su punto de mira el acto pedagógico(…) No hay que perderse en los delirios organizativos sino que hay que entregarse a proyectos que apoyan nuestro deseo de enseñar y suscitan la voluntad de aprender de los alumnos”. Porque en la medida en que no hagamos propias las propuestas institucionales nos encontraremos en una verdadera lucha entre lo que debo hacer y lo que quiero hacer en el contexto.
Organizar un proyecto es proponer un medio distinto de trabajo pedagógico, aunque no garantiza mejorar la contrucción de aprendizajes pero si la fortalece porque el docente se ve en la necesidad de pensar al alumno en relación al contendido que enseña y a la vez pensarse él mismo en ese contexto.
Pensar la clase
En uno de los PEI que tuve la oportunidad de ser parte en el apartado “El docente que Queremos en nuestra Escuela debería:” se observa los siguientes enunciados:
Seleccionar cuáles deberían ser los contenidos básicos que los alumnos deberían aprender, teniendo presente la realidad de la comunidad donde se realiza la acción educativa.
Planificar y organizar las actividades con la participación de los educandos y evaluar tanto los productos como los procesos de aprendizaje.
Desarrollar estrategias que coloquen la escuela al servicio real de la comunidad y en el papel de institución promotora de transformaciones en la realidad social
Diseñar y ensayar modelos curriculares, métodos de aprendizaje, materiales educativos de apoyo y procedimientos de evaluación, así como registrar y analizar las ventajas y las desventajas de las correspondientes aplicaciones.
Obtener datos cualitativos sobre las causas de inasistencia y de deserción de los alumnos.- Intercambiar experiencias con otros docentes.
- Coordinar e integrar sus tareas con agentes de otras áreas, no específicamente educativas y con miembros de la comunidad.
- Formar en hábitos y valores que favorezcan la convivencia escolar.
Pero en lo cotidiano vemos que buscar esto es ir tras una especie de utopía, porque en muchos casos no nos ponemos a pensar en nuestra clase, no problematizamos nuestro acto de enseñar y hacemos muchas de nuestras acciones desde lo rutinario.
Porque para lograr la eficacia tenemos que sentarnos y reflexionar sobre las características de los alumnos, los contenidos de enseñanza, los propósitos que perseguimos, los recursos con los que contamos y por supuesto los tiempos en que desarrollaremos nuestra práctica “Vamos Tenéis que comprender y la vanidad de la simple referencia a una actividad que, supuestamente, resuelve todos los problemas… Haced el ejercicio y lo comprenderéis (…) ¿Qué tengo que pedirles a mis alumnos que hagan hoy? ¿Con qué materiales debo trabajar y qué consignas debo darles, para que todos ellos accedan a los conocimientos que deseo transmitirles?...
En tal sentido, lograr nuestras metas significa ver el horizonte al que quiero llegar planificando mi práctica docente, preparando minuciosamente mis acciones para preveer los posibles emergentes, organizando el espacio en donde los chicos aprenderán y diseñando la propuesta metodológica que propondré para atender la diversidad existente en el aula.
En consecuencia si se lograra algunos de estos aspectos el docente podría llegar a los ideales propuestos en párrafos anteriores y además podría ser un modelo en relación al respeto de la disciplina tanto la que enseña como la que se debería mantener en el interior del aula, pues ambas conllevan una procesos continuo de reflexión y puesta en marcha del conocimiento profesional de todo educador.